Respecto a los aceites que usamos para cuidar e hidratar nuestra piel y nuestro cabello hemos hablado de dos tipos, los vegetales , que se extraen por primera presión en frío de frutos secos, semillas o frutos, y los esenciales que se consiguen mediante destilación por corriente de vapor de distintas partes de plantas y árboles aromáticos.
Hoy le toca el turno a los aceites minerales, los más utilizados aunque curiosamente a veces también los más desconocidos.
Aceite mineral, qué es y cómo funciona
La diferencia principal con los otros aceites es que este se obtiene de la refinación del petróleo a través de varios procesos de destilación y es totalmente incoloro e inodoro.
Se trata de un hidratante oclusivo, ya que forma una fina capa sobre la piel
que evita que el agua que contiene se evapore. Esta película protectora
es la que da una sensación inmediata de suavidad que a veces podemos
confundir con tener la piel bien hidratada.
Conseguir retener el agua es un punto positivo ya que ayuda a
mantener la humedad natural de la piel, pero esta cualidad también
podría impedir una correcta transpiración e hidratación exterior,
obstruyendo los poros y afectando a su intercambio con el aire.
Digo podría porque todavía no hay estudios suficientes al respecto y
es una teoría que cuenta con muchos seguidores pero también detractores
que afirman que esto no ocurre, aunque casualmente casi siempre suelen
estar relacionados con la industria de la cosmética.
Personalmente prefiero los aceites vegetales, puestos a elegir entre
petróleo o almendras por ejemplo, me decanto por las segundas, pero
durante muchos años usé el famoso aceite Johnson’s para el cuerpo y me
gustaba el resultado, aunque es cierto que el día que no me lo ponía mi
piel estaba seca, casi se podía escribir en ella, cosa que ahora no me
ocurre.
¿Dónde podemos encontrarlos?
Los aceites minerales son baratos, fáciles de trabajar, admiten todo
tipo de perfumes y se conservan bien (no se oxidan como los vegetales)
por lo que su uso está más que extendido en todos los campos de la
cosmética, desde los típicos bálsamos de labios, aceites para bebés,
hidratantes corporales, maquillajes, geles y champús a todo tipo de
cremas para el cutis.
Podréis reconocer los derivados del petróleo cuando vayáis a comprar si en la etiqueta del producto encontráis alguno de los siguientes términos:
Mineral oil, Paraffinum, Paraffinum liquidum, Petrolatum, palabras
compuestas con Paraffin o Petroleum, cera microcristalina, Ozokerit,
Ceresin, vaselina y Propylene Glycol. Muchos de ellos son considerados
tóxicos, pero según los especialistas no dañinos en pequeñas cantidades.
Que sean muy económicos no quiere decir que no formen parte de
cosméticos de todos los precios, incluídos algunos de lujo, por lo que
si se quieren evitar hay que fijarse bien en los ingredientes.
Yo siempre intento, al menos en cuanto a hidratación, quedarme con
las elaboraciones que no los contienen, pero todo es cuestión de gustos y
de ir probando que nos da mejor resultado.
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