miércoles, 25 de agosto de 2010

CIRUGIAS ESTETICAS


Ahora, gracias a un cirujano, esta mujer de 34 años tiene el abdomen plano, el pecho firme y grande y el trasero parado.

Y todavía no está conforme: en algunos meses piensa operarse la nariz.

El de Jessenia podría ser un caso extremo, pero cada vez parecen ser más las mujeres que inconformes con su apariencia física recurren a la cirugía estética para cambiar su cuerpo.

La demanda es tal que actualmente hay más de setenta cirujanos plásticos registrados en el Ministerio de Salud, cuando en la década de los ochenta sólo habían dos.

Y una de las telenovelas más populares del momento está basada enteramente en la premisa de que las mujeres necesitan verse bien para aspirar a tener éxito en la vida.

Su título lo dice todo: "Sin senos no hay paraíso".

Y su protagonista principal es, en cierto sentido, la cirugía estética.

Entre más grande ¿mejor?

La novela, actualmente transmitida por el Canal 2 a las 7:00 de la noche, cuenta la historia de una muchacha que hace "de todo" para poder pagarse la operación de aumento de senos que cree que le va a cambiar la vida.

Mientras, sentada en la sala de su casa, vestida con un pantalón corto y una blusa que termina justo en el ombligo, Jessenia Aguilar cuenta que si se atrevió a "pasar por la cuchilla" fue para sentirse mejor con ella misma.

“Tres años después del parto de mi hijo, miré que los senos me habían quedado caídos y no me sentía conforme” explica.

Y aunque sostiene que el tamaño no era su problema, sino la flacidez, con la operación también aumentó en dos tallas la medida de su brassiere.

“Aproveché la oportunidad” dice entre risas.

Después de todo en la cultura occidental los pechos grandes siempre han sido una atributo bastante apreciado.


La explicación científica es que en los pechos grandes es más fácil notar el proceso de envejecimiento, por lo que serían un indicador "honesto" de fertilidad.

Una industria que mueve millones

En cualquier caso, a juzgar por la popularidad de este tipo de intervenciones en Nicaragua abundan las mujeres que, por una razón u otra, creen que engrandeciendo sus pechos pueden llegar a ser un poquito más felices.

Para algunas se trata de gustar más a los hombres. Para otras, de sentirse más a gusto con ellas mismas y ganar en confianza y autoestima.

Aunque no pudimos obtener estadísticas sobre el número de intervenciones que se practican año con año, la empresa Orto-Trauma - una de las principales suplidoras a nivel nacional - vendió el año pasado 114 implantes de mamas.

Esto habría permitido, en promedio, una operación de aumento de senos... ¡cada tres días!

Si se toma en cuenta el costo de estos implantes, los honorarios de cirujanos y anestesistas, y el costo por alquiler de quirófanos, estamos hablando de una inversión de por lo menos 5.7 millones de córdobas.

Y el volumen de negocios, y la frecuencia de este tipo de procedimientos, es en realidad mucho mayor:

Además de Orto-Trauma hay por lo menos otras dos empresas que suplen al mercado nacional.

Y son varios los cirujanos que importan implantes y otros insumos por su cuenta.

Belleza cueste lo que cueste

Para muchos, el boom de la cirugía estética es el reflejo de una sociedad superficial que le da un valor excesivo a la simple apariencia física y promueve cánones de belleza casi imposibles de lograr: el famoso 90 - 60 - 90.

Y para alcanzarlos, además de una importante inversión económica, muchos están dispuestos a correr importantes riesgos y soportar agudos dolores.

Una mujer, consultada por La Brújula, cuenta que después del implante de mamas el dolor causado por el estiramiento de la piel era tan fuerte, que tenían que ayudarla a bañarse.

Pero aunque el malestar duró unas tres semanas, no se arrepiente de haberse sometido al procedimiento.

Según el Dr. Francisco Naranjo los dolores después de un procedimientos quirúrgico son normales y “nada nuevo que no pueda ser controlado por analgésicos”.

En el caso de las "mamoplastias", un par de horas después de la intervención la mayoría de las pacientes ya se pueden ir a su casa.

Y sólo en 2 de cada 100 casos el cuerpo rechaza los implantes.

¿El camino fácil?

En la búsqueda del cuerpo perfecto, sin embargo, hay quien no para ahí.

Después de haberse operado los senos, un día Jessenia Aguilar se miró al espejo y se percató que tenía “llantitas” que no podía eliminar por más que lo intentaba.

“Más que llantitas eran como unos pellejos que no podía quitarme aunque hacía ejercicios y hacía dietas” afirma.

“Benditos los cirujanos”, dijo entonces.

Llamó al mismo médico que le operó los senos e hizo una cita y sólo espero un par de semanas mientras juntaba el dinero de la liposucción.

Y se la hizo. Al practicársela estaba navegando por aguas bastante seguras.

Basado en el volumen de venta de las fajas especiales que se utilizan después de las liposucciones, Dino Aguilar Cuevas, gerente de Mercadeo de la Orto-Trauma, estima que este es el procedimiento más practicado en Nicargua, seguido por las mamoplastias.

El doctor Naranjo coincide y agrega un dato interesante: quienes más la practican son los hombres.

Caminos inexplorados

La tercera operación a la que se sometió Jessenia, sin embargo, no es un procedimiento popular.

Los implantes de glúteos están entre las operaciones estéticas más caras de las que se practican en el país (2,700 dólares en promedio).

Y también son unas de las más delicadas, porque el proceso de recuperación es más lento.

Orto-Trauma vendió el año pasado 14 implantes de glúteos y en lo que va del año únicamente tres.

Para recuperarse de una cirugía de este tipo se requieren al menos, en los casos más extremos, pasar dos semanas acostada boca abajo.

Pero a Aguilar, luego de la liposucción, sus amigas le hicieron notar que su abdomen plano y sus pechos pronunciados no hacían juego con el tamaño reducido de sus glúteos.

Consultas en Internet y un par de citas con su cirujano y se decidió.

“No veo nada de malo. Si hay tantos avances en la ciencia y uno tiene para pagar la operación y sentirse y mirarse bien, que los pantaloncitos tallen bien, no es un pecado”, dice Aguilar, quien trabaja como estilista, cuando se le pide que reflexione sobre su experiencia.

Y con una vuelta de 360 grados muestra lo que la naturaleza le dio y el cirujano mejoró: pechos voluptuosos, caderas prominentes y cintura estrecha.

Pero quien sabe si en realidad esa es la receta de la felicidad.



Ellos también

Quienes piensan que la cirugía estética es un asunto sólo de mujeres se equivocan. En 2006, la Asociación de Cirujanos Plásticos de Nicaragua manejaba en 2006 que los hombres se hacían el 40% de las cirugías estéticas que se practicaban en el país.


Y si ellas estaban (o están) obsesionadas por el tamaño de sus senos, ellos están obsesionados también por el tamaño abultado de su vientre.

La obsesión por la "perfecta apariencia" lleva a los hombres a practicarse la liposucción para eliminar la grasa del abdomen, pero también a operarse la nariz y orejas, según varios cirujanos consultados.

Mientras, según Lester Tijerino, gerente de producto de Orto-Trauma, los hombres también se están operando también los pectorales: para parecer más musculosos, también se colocan implantes de silicona en el pecho.

"Estas son cirugías que van creciendo pues antes no se hacía nada, pero no son números muy altos en cuanto a procedimientos por mes”, explica.

Otro tipo de intervención en alza es una nueva operación que se supone ayuda a contrarrestar la impotencia sexual. El procedimiento apenas comienza a practicarse y consiste que en las partes del pene que se llena de sangre durante la erección colocan una especie de tubos, con los cuales se pueden obtener erecciones automáticas.

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